Entrevista para Diario de Navarra sobre la gestión de las basuras

Publicado en: Diario de Navarra
Entrevista para Diario de Navarra sobre la gestión de las basuras

Dudas y muchas bolsas fuera de los contenedores en el Ensanche
Los primeros días dejan opiniones dispares con el sistema de apertura con tarjeta y teléfono

PILAR FERNÁNDEZ LARREA
Publicado el 09/11/2021 a las 06:00

Dudas, confusión y muchas bolsas fuera en los primeros días tras la llegada de los contenedores de apertura electrónica con tarjeta o teléfono móvil al Ensanche y Beloso. En el centro de Pamplona, en las arterias con mayor densidad comercial de la ciudad, era evidente esta semana el volumen de recipientes de basura sin depositar en los contenedores, sobre todo los de mayor tamaño.

La Mancomunidad de la Comarca de Pamplona continúa con el despliegue del nuevo sistema de aperturas asociadas a cada domicilio. Tras las experiencias piloto de Azpilagaña y Artica iniciadas en 2018, la entidad sostiene que el reciclaje de materia orgánica, el objetivo perseguido, ha mejorado en índices notables, hasta alcanzar un 50% de la generada, frente al 15% del resto de zonas. Por este motivo extiende a todo el ámbito de la comarca el mismo sistema. El 18 de octubre llegó a Mendillorri y Sarriguren, el 2 de este mes al Ensanche y a Beloso y el 15 se estrenará en Arrosadía y también en Lezkairu, Erripagaña y Mutilva, en este caso con la puesta en marcha de la recogida neumática.

Un recorrido somero por algunas calles del Ensanche basta para comprobar, a cualquier hora del día, la cantidad de residuos acumulados fuera de los contenedores, algo que ahora mismo puede ser objeto de sanción.

“Creí que estaba cerrado solo el de orgánica, pero me encuentro con que también el de resto. Bueno, me parece bien, aunque es todo más lioso”, apuntaba una vecina nada más estrenar su tarjeta en el grupo de contenedores de la avenida de San Ignacio, cruce con la de Roncesvalles.

En la calle Paulino Caballero depositó su bolsita de materia orgánica Carmen Borrego Ortigosa.Lo hacía con una sonrisa. “Me parece bien, pero es mucho lío. Ahora me doy cuenta de que la mayoría de la basura es materia orgánica y lo que queda de resto es mucho menos”, indicaba mientras exponía las dudas que ella misma había trasladado en la Mancomunidad. “No sabía dónde tirar los tarros de cristal. Me han dicho que las tapas al amarillo, el cristal al vidrio, pero si son copas o platos rotos, al de resto”, apuntaba esta vecina del barrio. La conversación transcurría a las 11.30 de la mañana del pasado viernes, y a esa hora, el contenedor de orgánica estaba ya lleno y un operario de la Mancomunidad se disponía a vaciarlo.

Antonio Valdenebro tiene 87 años y vive también en el Ensanche. Ha conocido en estos años la evolución de los procesos de reciclaje y de la recogida de residuos. En Pamplona, y también en la comarca del Bidasoa. Ejerció durante 40 años como médico en Bera. El viernes se acercó al contenedor con su bolsa de residuos orgánicos. Comparte los sistemas para mejorar el reciclaje e incidir en el medio ambiente. Pero le ve algún inconveniente al sistema de tarjetas. “No sé por qué tiene que indicar en la tarjeta la dirección de mi casa”, explica mientras muestra la suya. Él ha optado por borrar con un rotulador el número de su casa. “Supongamos que se me pierde la tarjeta por cualquier causa cuando baje a depositar la basura, y alguien la encuentra, ya conocen mi dirección”, sostiene.

Antonio Valdenebro, 87 años, introduce su bolsa de orgánica en el contenedor JESUS CASO
En un comercio de la calle Sancho el Mayor subrayaban las dificultades de las personas mayores para utilizar las tarjetas y la aplicación del teléfono móvil. “En esta zona vive mucha gente mayor”, explicaban, de otro lado, la mala experiencia que habían tenido con los técnicos de la Mancomunidad que estos días supervisan el funcionamiento de los nuevos contenedores. “El primer día no teníamos la tarjeta, dejamos la bolsa fuera y nos dijeron que nos iban a multar. Debería de haber algo de margen los primeros días, están esperando a que alguien deje la bolsa fuera para ir a recriminárselo”, aseguraban. “¿O es mejor dejar la basura en casa, qué haces con ella?”, indicaban, mientras destacaban que apuestan por un entorno sostenible y el cuidado del medio ambiente.

A pocos metros de allí, en la frutería Sagarra, reparaban en que el sistema resulta mucho más incómodo. Y hay otras dudas por resolver. “Tenemos mucha caja de madera ¿dónde la tiramos?”, se preguntaba María José Ruiz Ameztoy. Ella misma indicó que no habían recibido la tarjeta. “Cerramos a mediodía, pero aquí no han estado aún. Tenemos la tarjeta de mi casa, porque vivo cerca de aquí y ya la tengo”, apuntó y reparó en que reciclan, ahora y antes, todo lo que pueden. “Hasta la última colilla, pero personalmente prefería el sistema anterior, el de la llave. Este resulta más complejo para manejarte sola, sobre todo con las bolsas grandes y hay que tener en cuenta que durante ese rato tienes que dejar la tienda”, concluía.

A TENER EN CUENTA

​Tarjetas y teléfono. Los contenedores de resto y orgánica, los dos cerrados, se pueden abrir con la tarjeta electrónica que la Mancomunidad ha entregado o enviado a todos los domicilios, o bien con la de la villavesa, si se adapta en un enlace de la página www.mcp.es

Para todas las zonas. Una vez obtenida la tarjeta o descargada la aplicación en el teléfono móvil, se pueden utilizar en cualquier contenedor, no solo en el de su barrio. El sistema registra las aperturas que se han hecho con cada tarjeta o aplicación descargada.LA CIFRA

​9.757 VIVIENDAS Hay entre el Ensanche y Beloso. Y 2.455 establecimientos, de ellos 643 se consideran cerrados o en desuso
Juana Fernández, profesora: “Si la ciudadanía no tiene conciencia ambiental, lo verá como una traba”
“La materia orgánica procedente de residuos urbanos puede ocasionar graves problemas ambientales si se deposita en vertedero, como contaminación de aguas subterráneas o emisión de gases de efecto invernadero. La recogida selectiva en origen minimiza estos riesgos ambientales a la vez que posibilita el reciclaje de la fracción recogida para tratamientos biológicos: biometanización y/o compostaje. Es decir, pasamos de tener un residuo que crea problemas a tener un recurso que da origen a productos útiles como el biogás y el compost”. Es la reflexión de Juana Fernández Rodríguez, doctora en Ingeniería Química, y profesora del grado de Ciencias Ambientales y de Química en la Universidad de Navarra.

Sostiene que “la Mancomunidad ha puesto en marcha un sistema de recogida selectiva de materia orgánica asociada al domicilio que fomenta la separación en origen y ha condicionado el uso del contenedor de la fracción resto (que actualmente va a vertedero) con la identificación del domicilio, antes estaba abierto, con el nuevo sistema estará cerrado y será necesaria la identificación para su apertura”. “Bajo mi punto de vista, campañas de este tipo pueden ser exitosas si hay una fuerte campaña de concienciación ciudadana detrás. Si la ciudadanía no tiene conciencia ambiental, simplemente lo verá como una traba más a la hora de depositar los residuos en el contenedor correspondiente y los acabará depositando en contenedores incorrectos simplemente porque están abiertos, el de vidrio, el de envases o el de ropa, calzado y textil, agravando seriamente los problemas ambientales y de gestión”.

Por otra parte, Juana Fernández incide en que “las autoridades competentes deben buscar una óptima valorización para la fracción separada, para que el esfuerzo del ciudadano se vea realmente recompensado y se mantenga la motivación”.

“En cuanto a la privacidad de los ciudadanos, siempre depende con qué se compare. En mi opinión es mucho más invasivo el sistema de recogida puerta a puerta”, sostiene y añade: “Se me ocurren algunas acciones complementarias y sencillas al sistema propuesto como poner vinilos en los propios contenedores de los efectos ambientales de no separar en origen, fotos de vertederos reales, de contaminación atmosférica, de las enfermedades que puede causar, etc. De manera que cuando alguien deposite los residuos vea las consecuencias de no hacerlo bien. Hay muchas iniciativas más, pues la tecnología permite un grado de separación importante para su posterior reciclaje, pero requieren de una fuerte inversión económica y energética. Recientemente, Ecoembes ha promovido e instalado contenedores de envases inteligentes en Cataluña, con lectura de código QR y recompensa para el ciudadano por la separación y reciclaje de plásticos”. En definitiva, la profesora mantiene que “resulta fundamental” la separación de residuos en origen para poder llevar a cabo un buen proceso de reciclaje.

Sergio García, sociólogo: “El cambio de modelo de recogida de basura requiere el concierto de todos”
“Para mí existen algunos problemas de fondo, más allá de la aparente cuestión técnica de los contenedores y las tarjetas, y que se relacionan con los requisitos para una buena gobernanza, para un ejercicio inteligente de la actividad política ante una sociedad más inteligente. La cuestión de la privacidad es un asunto técnico, menor, vinculado con la vulneración de derechos humanos, pero que se puede resolver con voluntad política, ya que en el nivel de la ‘tecnología’ hemos avanzado mucho”, considera Sergio García Magariño, doctor en Sociología y Trabajo Social, profesor de la Universidad Pública de Navarra.

“El meollo de la cuestión es que la situación de las basuras en Pamplona y comarca no es meramente un problema técnico. Es político, comunitario, complejo, ético, vinculado con otros desafíos estratégicos que la región ha de enfrentar en los próximos 50 años. Exige debate, explorar diferentes posibilidades, estudiar casos de éxito y de fracaso similares”, apunta.

“El segundo asunto medular tiene que ver con la necesidad de generar consensos políticos, de implicar a la ciudadanía en los diagnósticos y en las soluciones, y de asumir que, ante problemas comunitarios, se necesitan soluciones comunitarias. La Mancomunidad puede tener buenas intenciones, pero no puede olvidar que sus decisiones, ‘aparentemente técnicas’, exigen el cambio de comportamiento de los ciudadanos y otros actores. Por lo tanto, no pueden decidir sin contar con el tejido social, político, empresarial, organizativo del que depende para que la medida tenga éxito. El cambio de modelo de recogida de basuras requiere el concierto de todos, por lo que se ha de ganar la complicidad de todos”, sostiene.

“Después existen otras cuestiones pequeñas, de menor relevancia, pero que se pueden revisar. Quizá haya tres que destacan: las formas de socializar las medidas que toma la Mancomunidad, la necesidad de cierta estabilidad normativa y el problema de los mecanismos semi-coercitivos que no dejan otras opciones (por ejemplo, si no tienes la tarjeta o llevar el carnet necesario)”.

“La socialización siempre puede ser mejor. Ha habido esfuerzos, pero han sido insuficientes o poco efectivos. La comunicación efectiva cada vez requiere de medidas más imaginativas, estamos expuestos a un bombardeo de información”, reflexiona Sergio García.

Si se aspira a que la gente modifique su comportamiento, como en el tratamiento de las basuras, se necesita cierta estabilidad normativa. Sugiere que “se cambia la norma antes de que el comportamiento se haya ajustado”.

Por último, “colocar contenedores que solo se abren con tarjetas puede que no sea un mecanismo fácil. Además, castiga a quien quiere reciclar pero ha olvidado su tarjeta. Si no se dan opciones más fáciles, si no hay medidas educativas asociadas a los mecanismos, y si estos no son sencillos para la lógica del ciudadano, no podrá haber éxito en el objetivo de aumentar el porcentaje de materia reciclada”. “El objetivo es noble, pero solo se puede lograr si se adopta la lógica de las personas, si se facilitan las cosas”, concluye.

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *